Sumarse a la Revolución Digital

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Si pudiéramos viajar atrás en el tiempo, aunque solo fueran veinte años, nos sorprendería la cantidad de cosas que se hacían de otro modo al que ahora estamos acostumbrados. Desde la manera de comunicarnos con nuestras personas cercanas a otras acciones tan cotidianas como hacer la compra o ver una película.

Dichos cambios se deben a la Revolución Digital, un proceso de transformación económica y social que, aunque parezca mentira, lleva entre nosotros más de medio siglo, cuando aparecieron los primeros ordenadores. La tecnología analógica, mecánica y electrónica comenzaba entonces a dar paso a la tecnología digital.

Es cierto que determinados dispositivos, como las impresoras o las fotocopiadoras, han sido habituales en las empresas desde hace varias décadas, así como los ordenadores y los faxes. Sin embargo, con un Internet ahora mucho más presente y extendido que nunca, junto con la conectividad con los nuevos dispositivos móviles (smartphones, tablets, etc.), estamos viviendo uno de esos avances de hondo calado, que ha conseguido cambiar la manera de pensar y de actuar de miles de millones de seres humanos en todo el planeta.

La conectividad de la que disfrutamos hoy en día permite despreocuparnos de gran cantidad de cosas que antes sí ocasionaban trastornos, disgustos y errores. La Revolución Digital no solo ayuda a empresas y profesionales en sus tareas del día a día, sino que, al igual que las anteriores revoluciones industriales, optimizan los procesos de trabajo y contribuyen a que las empresas sean más competitivas.

Por último, debemos tener en cuenta que todos los negocios se han visto afectados en mayor o menor medida, y son muy pocos los sectores que se han quedado al margen. El auge del comercio electrónico no sólo nos permite vender a cualquier parte del mundo; también posibilita que nuestros potenciales clientes no nos compren a nosotros sino a una empresa del otro lado del mundo. Las empresas que no se pongan al día en las nuevas tecnologías, se quedarán atrás y sufrirán una enorme pérdida de competitividad.

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